En la jerga del desarrollo de software es muy común escuchar que, cuando un programa tiene algún fallo, se dice que tiene un bug. Aún más, el término empleado universalmente por los desarrolladores para referirse al proceso de detectar y corregir errores de un programa es debug -y su horrenda castellanización: debuguear- o sea, quitar los bugs. Dado que bug, en inglés, significa 'bicho', surge la pregunta: ¿de dónde viene esa costumbre?
Afortunadamente la Wikipedia nos provee una respuesta:
En 1947, los creadores de Mark III informaron del primer caso de error en un ordenador causado por un bug. El Mark II, ordenador sucesor de ASCC Mark II, construido en 1944, sufrió un fallo en un relé electromagnético. Cuando se investigó ese relé, se encontró una polilla (bug) que provocó que el relé quedase abierto. Grace Murray Hopper, licenciada en física y destacada matemática que trabajó como programadora en el Mark II, pegó el insecto con cinta adhesiva en la bitácora.
Este incidente es erróneamente referido como el origen de la utilización del término inglés bug («bicho») para indicar un problema en un aparato o sistema. En realidad, el término "bug" ya formaba parte del idioma, al menos desde que Thomas Alva Edison lo utilizó en 1889 refiriéndose a interferencias y mal funcionamiento. Es posible que Hopper lo haya asociado por primera vez a la informática, en este caso, relacionado a un insecto real. Por otra parte, aunque durante los años 50 del siglo XX, Hopper también empleó el término "debug" al hablar de la depuración de errores en los códigos de programación, el primer uso registrado del término se encuentra en la Journal of the Royal Aeronautical Society de 1945.
Anécdota curiosa, sin duda, que nos ha heredado uno de los términos de mayor uso en el diario devenir del desarrollador de software.
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